A veces, una sola pregunta puede cambiar el rumbo de una vida o de una empresa. Esta llegó a mí como una inspiración. ¿Me he dado permiso? Permiso sí, para ser, para expresar lo que siento y lo que creo; permiso para brillar, para poder y creer que puedo. Esta fue la pregunta que vi en sobre una pantalla parecida a esta en el año 2014, durante un encuentro de comunicadores en Las Vegas. Es la pregunta que he venido a haceros aquí. ¿Te has dado permiso?
¿A qué tengo miedo? Qué es lo que me impide desarrollar ese proyecto, esa idea, vender mi marca y mis acciones valiosas. ¿Por qué no cuento una y otra vez esa iniciativa transformadora, que permitió mejorar la vida o mi entorno más próximo? Son los otros, lo que opinen de mi los otros, los que me hace temer. Porque también el ser humano es, ya lo dijo el filósofo alemán Schopenhauer, lo que lo otros opinen de mi.
¿A qué temo? A las tres posibles respuestas:
Que me amen, que les deje completamente neutrales o, por el contrario que me repelan como a un spray tóxico. ¿A qué tengo miedo? ¿debo comunicar con fuerza, poderío y creatividad, aquella acción, o iniciativa que ha impulsado un logro en mi empresa o en mi vida?
¿Acaso no me lo merezco? De la respuesta afirmativa surgieron dos iniciativas que forman parte ya de mi ADN empresarial y personal:
OCARE, el primer Observatorio de España
Una, OCARE, el primer observatorio que analiza la comunicación de la RSC en España. En 2014 no había ninguna organización que premiara la comunicación de la responsabilidad social corporativa. Predominabala tendencia a mantenerse en un estado de anonimato, de prudencia o de mesura, que nos reprimía a la hora de contar las acciones responsables; el mensaje de perfil bajo y la idea de que contar en exceso lo bueno, aquello que nos dignifica y nos mejora, podría despertar el recelo o el desprecio de los otros.
Predominaba una especie de negativismo corporativo, que se trasladaba al ámbito individual o, tal vez, un conjunto de seres humanos temerosos de mostrar públicamente su verdadero valor.
Empoderamiento era, entonces, una palabra que aún no había sido incorporada al diccionario español.
Con esta reflexión y una sola pregunta OCARE comenzó su andadura con mi agencia de comunicación Medialuna. Esta primavera convulsa de 2022, tas una pandemia y dificultades, hemos entregado los sextos premios a la comunicación responsables y brillante. Y también hemos editado la mayor obra práctica de comunicación responsable, editada por nuestro sello LoQueNoExiste. ¡Ha sido un reto maravilloso!
Talleres sin vergüenza de Medialuna
La segunda iniciativa, producto de la misma pregunta, fue la creación del concepto y los talleres SIN VERGÜENZA, ATRÉVETE A COMUNICAR. Si yo tengo miedo a exponerme públicamente, ¿cómo exponer mi empresa, mis proyectos y mis iniciativas? Todo está en el interior. El viaje más importante es hacia mí misma y cuando he comenzado a dar los primeros pasos he entendido. ¿Y qué son las empresas? La suma de personas que se han dado o no permiso para brillar y hacer.
Comencé a impartir mis Talleres Sin vergüenza en viveros, escuelas de negocios, universidades. Incluso, en el anterior a la pandemia, impartí uno sobre el mar cantábrico, en el interior de un barco a un grupo de personas diversas, empresarios y directivos de sectores diferentes. Y continuaré haciéndolo hasta el final.
En cuanto dejamos fluir nuestra capacidad, todo prospera. Si nos apagamos, caminamos a ciegas. Ciertamente, somos capaces de comunicar nuestro valor solo si somos conscientes de ello, siempre que conectemos con nuestra verdadera esencia.
A lo largo de tres décadas dedicada a la comunicación, con mi empresa medialuna, desarrollando campañas para numerosas organizaciones, me he dado cuenta de que nuestro mayor reto es, precisamente, quitarnos el miedo a comunicar, mostrar nuestro valor,ser nosotros mismos, conocernos y, sobre todo, reconocernos.
Reconocernos debería ser un ejercicio cotidiano instalado en nuestrarutina y también en la retina: Comuniquemos el valor del ser humano para transformar y mejorar el mundo. Es fácil, solo hay que hacerse la pregunta ¿Te has dado permiso?
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