Esta es mi primera tarde tranquila desde que fue declarado el estado de alarma. Y me alegro. Llevaba días sorteando una tormenta de cambios, tirando por la borda trastos acumulados durante casi dos décadas, izando nuevas velas, preparando otras rutas.
La parada técnica me ha servido para engrasar motores en desuso. Hoy, después de dos meses, navego sin turbulencias; acompañada de personas sabias en comunicación, marketing, relaciones públicas y edición.
Navegamos en nuestro océano azul. Es un espacio propio, construido a golpe de ideas, tecnología, perseverancia y fe, desde el que estamos ya impulsando o reflotando negocios, empresas y organizaciones. El equipo de Medialuna está aportando los instrumentos de marketing y comunicación digital imprescindibles para empresas y marcas dispuestas a encontrar, en medio de la adversidad, su rumbo de crecimiento.
A pesar de la desgracia que nos acecha, y de las vidas perdidas, son tiempos de oportunidades. Nunca hubo tantas razones para comunicar. Y nunca la tecnología nos mostró de forma tan evidente su capacidad para generar proximidad, cercanía y visión.
En marzo de 2020 todos los eventos, actividades y compromisos empresariales fueron cancelados. Parecía el final de algo y, sin embargo, en mi corazón, sentía lo contrario. Algo dentro de mí anunciaba el principio de una etapa de renovación y de profundo cambio.
Supe entonces que todas las decepciones vividas, motivadas en gran parte por formas de trabajo convencionales y caducas, habían sido imprescindibles para abrir paso ahora a nuevas formas de colaboración más flexibles y creativas.
Algunos humanos estamos acostumbrados a caminar por el alambre y en los precipicios solemos salir airosos.
En apenas cuatro semanas, aquellos contratos cancelados, que contemplaban cortes de calle, azafatas cargadas de originales regalos, canapés, malabaristas y escenarios sonoros, se habían convertido en oportunidades para la creación de eventos digitales.
La comunicación, en las desgracias o en situaciones de crisis, es extremadamente necesaria. Y el teletrabajo, en este sector, una fórmula rentable y viable. Las oficinas se convertirán, probablemente, en puntos de encuentro esporádicos para compartir momentos y abrazarse. Este es y será uno de los grandes cambios en la forma de relación laboral.
Descubro en esta pandemia las enormes ventajas que tiene el teletrabajo y la necesidad de contar, siempre, con personas responsables.
Desde el teletrabajo, llevo semanas y días poniendo en marcha eventos, lanzando campañas de marketing digital, haciendo relaciones públicas. También he puesto en marcha una obra colectiva impresionante: : Deja que todo el mundo te cuente lo que pasó, editada por nuestro sello LoQueNoExiste. Y acabamos de lanzar los V Premios OCARE a la comunicación de la RSC, en colaboración con la Universidad CEU San Pablo.
Siento que esta Medialuna y este sello LoQueNoExiste, con su nueva marca de autoedición Luna Nueva, se encuentran a salvo de dos enemigos con enorme fuerza destructiva: el desánimo y del desamor. Así, en mitad de la adversidad, y gracias a maravillosas personas que me acompañan en esta andadura, sigo dispuesta, como siempre, a ocupar el espacio de la solución, ese en el que me obligo a decir “qué puedo hacer por ti”.Me consta que solo soy una mujer sencilla en mitad del universo; que desconozco las claves y no logro imaginar qué clase de España y de mundo se avecina. Tampoco sé si la salud estará siempre de mi parte. Y, sin embargo, siento que estoy en mi lugar. En mitad de esta pandemia, me reconozco. En mitad de esta pandemia, rescato el sentido de mi empresa y de mi vida. Es algo incomprensible, una especie de pasión que me llena de fortaleza. @MPpescador