Valentín Huerta, autor de LoQueNoExiste, tiene una memoria prodigiosa. Cerca de esta preciosa sala de FNAC donde nuestro el joven Carlos Moreno, ejecutivo de Medialuna, le hace fotos, al término de una presentación de su libro de cuentos, le viene un recuerdo que comparte conmigo:
– «Me invitaron a ver el pase previo de una película, en los años cincuenta, en este mismo cine, El Capitol. Iba a pasar el filtro de la censura franquista. ¡Cómo gritaba aquel fraile- corten, corten- cómo saltaba del asiento cada vez que veía una escena que se acercaba al beso sin tocamiento!…El director de la película pidió que se quedara al menos algo para que no perdiera sentido la historia..
Valentín ha sobrevivido a casi todas las maldades: Al hambre de su infancia, al tiempo de silencio, a la tortura, al miedo, a la sinrazón, a todos los odios. Es un hombre poderoso que supo convertir el invierno en primavera. Su vida me sirve como ejemplo. Dice, en todas las presentaciones, y seguramente lo dirá también en la próxima, el 27 de octubre en la Sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Callo (en Madrid, no te la pierdas), que «los niños me dan energía para seguir viviendo, que ama todas las infancias. Tal vez, en el fondo de su corazón, desee encontrar la suya, aquella que le robaron como a tantos niños de posguerra en una España oscura de frailes y crueldades.
Me gusta Valentín Huerta. Le acompaño, le escucho, le preparo actos para que su libro esté presente y sea leído muchas noches para afrontar los miedos. Es mi autor revelación en LoQueNoExiste: Tornero antes de escritor, trabajador incansable, padre de familia, abuelo de todos, amigo, sabio de la vida en sentimientos. Me gusta cómo ríe cuando recuerda aquel fraile saltando del asiento, censurando cualquier beso.