Lo confieso: miro esta foto y creo firmemente que Dios me
ama, el mundo es un lugar apasionante y la vida una caja de increíbles
sorpresas. Ahí, tomándome un vino en el mismísimo Cañón del Colorado. Es
domingo de mayo de 2014. Sola de familia, de hijos, de maridos, de amantes, de
empleados, de clientes o potenciales animadores. Sola con un vino en el
principio de todo. Retratada por un piloto americano con cara de Kevin Costner,
acompañada por la autora de loquenoexiste, Heléna Kurçab, esperando una puesta
de sol irrepetible.
Esta imagen significa mucho: amistad, resistencia al miedo, ganas de vivir,
necesidad de encontrarme conmigo misma, tal vez con el único fin de despedirme
con un sencillo gesto de hasta aquí he llegado. También me inspira confianza;
la idea de que casi todo es posible si te empeñas; incluso ver con tus propios
ojos ese impresionante territorio de las películas del oeste que tanto le
gustaban a tu padre. Francamente, nunca pensé que llegaría tan lejos en
helicóptero. Les regalo esta foto sin ánimo de presumir. Agradecida a la vida,
como una reflexión de viernes. Sincera, eso sí.