Imagínese por un momento: Frente a un grupo de personas, se propone presentar su compañía. Le han llamado a usted y a otros tres más dedicados a lo mismo (las empresas por naturaleza son crueles en sus relaciones y/o elecciones). Tiene la necesidad de resultar ameno, simpático y encima lo suficientemente competitivo en precio como para que le contraten…Desapareció la época en la que pagar más por lo mismo o similar era casi un signo de distinción. Estamos en la era de la productividad, la eficacia y la comparación…y usted se enfrenta a una presentación.
Saca cuidadosamente el ordenador. Le observan. Conecta la máquina, se preocupa de que los cables no fallen y siente esa extraña sensación de estar desnudo hasta que no logra ver proyectado lo que busca. Tiene ya su power point y a los del frente, mirando la pantalla. Está todo escrito. Nosotros, en Medialuna, en esta ocasión concreta decimos, desde hace muchos años: ¡Abajo el Power Point!, arriba las miradas y la conversación.