Las charangas han sido más ruidosas este año que de costumbre en la Semana Grande de Santander. Los pinchos siguen teniendo el mismo precio que en años anteriores y las entradas para los toros advierten lleno total. La vida sigue a pesar de todo, como si el todo fuera una ficción. O mentira. Nos amenazan con un otoño caliente y con una Navidad bien fría; pero parece que fueran voces lejanas estancadas en el infinito. El verano es así de frívolo. En Santander se está bien, como si el mundo se hubiera parado; las olas van y vienen sin decir nada y una se queda mirándolas ensimismada: el mismo mar de todos los veranos…. qué bonito título de la editora Esther Tusquets, que falleció ayer. Cuando alguien querido muere uno no entiende cómo el mundo sigue, los coches van y vienen y nadie alrededor se lamenta. Todo es un misterio. Menos mal que tenemos el verano.