Escucho al autor Ramiro Calle decir que está habituado a trabajar con eminentes hombres y mujeres de negocios de gran éxito social que padecen angustia, enfermedad, excitación mental, y mantienen una mala relación afectiva en el entorno de su hogar, con sus parejas, sus hijos, e incluso sus empleados. Los llama triunfadores fracasados y alude a la necesidad de escuchar la voz interior para encontrar una especie de felicidad interna casi invulnerable, resistente a cualquier adversidad. Él, Ramiro Calle, parece un hombre feliz, tremendamente bueno y bondadoso. Me inspira ética, estado de paz, tranquilidad. Dice que la felicidad social, la externa, es imposible alcanzarla de manera continuada;- especialmente en tiempos revueltos como los que atravesamos- y que solo a través de la autorreflexión y el conocimiento positivo de uno mismo se puede mejorar la calidad de vida individual. Me gusta esta reflexión. Comparto su pensamiento. Nos perdemos en medio de tanto ruido. Nos ocupan el espacio, el tiempo, la vida y al final, nos perdemos como individuos libres en un abismo en el que uno es incapaz de encontrarse como ser humano. Hay que escucharse, a uno mismo, sobre todo. No nos dejemos.