Desde hace diecinueve años, deseaba tener un limonero que floreciera en mitad de mi empresa @medialunacom. Todos lo saben; en especial los que trabajan conmigo.Esta mañana he cumplido mi deseo. No sé por qué he tardado tanto en plantarlo. Por alguna misteriosa casualidad del destino, fue ayer tarde, en mitad de la gran tormenta de verano, cuando arranqué mi coche y lo paré justo en frente del vivero de Sanghai, en mi barrio de Sanchinarro. Pregunté al jardinero por un limonero y esto me contestó:
Y esta mañana de martes desperté entusiasmada, después de una larga noche de tormenta, y me pasé por el vivero y no me sorprendió la casualidad. Allí estaba él esperándome: frondoso, pizpireta, lleno de vida, dispuesto a darlo todo, a ofrecerme mil frutos prohibidos, de esos que se esconden en lo más profundo del alma y no te atreves a confesar. Creo en las declaraciones y en los propósitos de vida. Cuando estoy preparada, decido hacerlo, me dispongo a cumplir mi propio deseo, lo cumplo. Entonces,solo entonces, descubro sus hojas verdes, la mariposa que acaricia en silencio sus ramas y me lo llevo envuelto.
Me gusta mi limonero. No es ni demasiado alto, ni demasiado bajo; ni demasiado grueso ni demasiado fino; simplemente me parece perfecto. Me gusta cómo me mira, optimista, viajero, dicharachero y frutal. Promete prosperidad, abundancia y es capaz de viajar hasta mis sueños mientras duermo.
Confío. Siempre confío. Esta mañana he cumplido mi gran deseo y, después de todo, sigo preguntándome ¿por qué han tenido que pasar diecinueve años para comprar el dichoso limonero? La vida es misteriosa, no tengo todas mis respuestas pero sé que te da y te quita cada hoja en el momento exacto en el que debe hacerlo; que cada estación tiene sus frutos y que las tormentas auguran silencios. Voy a disfrutar de este regalo en forma de limonero, a comenzar septiembre con la alegría de quien acaba de comprarse un limonero. @MPpescador