Anoche asistí a la fiesta de las empresarias de ASEME. Fueron premiadas siete mujeres: Mi amiga Mercedes Wullich, y otras conocidas como María José Corrales, Blanca Losada, Rosa Nieves León, Ana Cristina Llorens, María José Otero, y Mabel Lozano. Impresiona su capacidad para transmitir emociones sencillas en sus discursos de recogida de premio. “Me siento muy feliz esta noche, estoy contenta; doy gracias a mis hijos, a mi marido, a la humanidad, a mis suegros…”, fueron las palabras más repetidas.Solo una de las galardonadas afirmó, subida en el escenario con la mirada al frente: “Yo me lo merezco tanto como ellos”. Se refería a sus trabajadores. Observé, curiosa, suempoderamiento como una muestra de sinceridad inconsciente. Entre las mujeres suele ser poco común creernos merecedoras de halagos
Compartí confidencias, impresiones, historias personales de fracasos y superaciones. También, me sentí diferente a otras fiestas de otros premios. Esta vez, me tocó subir a mi a recoger un reconocimiento como “miembro de honor de ASEME en agradecimiento a mi labor por la asociación durante todos estos años», reza el galardón. Sí. Yo también pensé: «Me lo merezco», después de tantos proyectos de comunicación regalados, de tanto tiempo, ideas y afecto entregado a las personas que integran esta asociación sin ánimo de lucro. Confieso sin embargo que me veo demasiado joven como para formar parte de las honoríficas. Esta fue la doble lectura que también hice sobre el escenario.Sinceramente pensé, «esto no me lo merezco en absoluto. Es demasiado pronto».
Aquí algunas fotografías, como muestra de sinceridad de todo lo escrito. Feliz fin de semana.