No entiendo de fútbol. Es un deporte ajeno a mí. Solo me interesan sus personajes, en el sentido emocional. Me gusta analizar las lágrimas mediáticas de Ronaldo, asociadas a los titulares halagadores de todos los periódicos. También leer los editoriales sobre Luis Aragonés, ante su reciente fallecimiento en Madrid. Todas hablan de los seres humanos que se esconden tras las camisetas deportivas; de una actitud, de una manera de ser, perseverante y luchadora que les hace diferentes y únicos.
La despedida mediática de Luis Aragonés ha girado en torno a su capacidad para lograr sus sueños, para ser un campeón, sin miedo ni complejos; para inspirar en otros una fortaleza especial, capaz de superar dificultades, de engrandecer. Tenía la habilidad de transmitir una pasión y lo hizo. Inconformista, confiado y poderoso, supo ver el talento de los demás y estrujarlo hasta lograr metas increíbles. Supongo que no fue fácil para él, que lloró de felicidad y de tristeza en numerosas ocasiones. Me imagino su vida intensa, llena de emociones y de vaivenes.
Fue muy crítica su frase dirigida a uno de sus futbolistas: “mírame a los ojos, tú vales más que ese negro”. Con independencia del matiz racista, esas palabras le retrataron para siempre y han sido reproducidas en numerosos periódicos estos días de obituarios. Muestran la fortaleza mental de un hombre que quería estimular a otro para que alcanzara su objetivo sin dudarlo; que sabía que, para lograrlo, bastaba con sentirlo, con creerlo, con quererlo, con imaginarlo.
Luis Aragonés se queda en mi memoria como una lección de poder, de motivación, de fuerza. Aseguran de él que fue el inspirador del gran triunfo de La Roja. Esa actitud, sin duda alguna, es la que permite a muchas personas avanzar, crecer, superarse, con independencia del campo de actividad al que se dediquen. En el sector de la comunicación, también ocurre; en las empresas, especialmente. Es la actitud de las personas, de los jefes, de los trabajadores, la que permite alcanzar metas o desaparecer entre los escombros del derrumbe.