“El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado”. Lo dijo Jean-Jacques Rousseau y muchos días le doy la razón. Sin embargo, el sábado 16 de noviembre de 2013, se la quité; o pudo más su también célebre frase “el hombre es bueno por naturaleza”. Ocurrió que hubo un español, catalán y leridano de Sort, Xavier Gabriel, que fue tan libre como el día que nació y tan bueno como la madre que le parió. Lo cierto es que, aunque parezca increíble, consiguió el Récord Guinness al congregar, en su pueblo de toda la vida, a más de 3000 personas vestidas de brujas, con escobas como las que ven en esta foto, invocando la suerte al unísono. Poco les importó la lluvia, el frío o la distancia. Acudieron al encuentro desde todos los lugares de España. Y muchos, incluida yo misma, nos quedamos con las ganas de viajar hasta allí.
La hazaña de Xavier Gabriel es digna de alguien que confía en sí mismo, que no se deja doblegar por la tristeza, que cree que su destino es más suyo que de otros. De alguien, también, que cree en la libertad del ser humano o en el ser humano mismo, por encima de sus cadenas y convencionalismos. Puedo imaginar, por su ilusión compartida y su mirada, que Xavier Gabriel ha sido muy amado en su infancia; tal vez por eso quiera regalar al mundo parte de lo recibido; imagino que coincide con uno de esos tipos que se siente en deuda con su propio yo: ese yo íntimo y profundo en el que uno encuentra las emociones y las razones.